I
Sometida aun por los ásperos movimientos
La prematura estatuilla despierta
Sedienta de su propia sangre mineral
Sus crudos huesos sostienen apenas
La dulce faz de labios rugosos
Faltos de todo aliento.
Las rusticas manos de cuatro dedos descansan
Mientras el barro húmedo delata su tímida asimetría,
II
El bestial horno abre sus fauces
Y el calor sofoca su suave dermis
La engulle de un bocado
La asfixia la oprime la domina la endurece la agrieta
La encarcela en su claustrofobia desnudez
La subyuga como a fruta madura a punto de ebullición
La cuaja desde las ardientes entrañas de la tierra
Finalmente en un bestial alumbramiento
La fragua
Mineral, vegetal, artística.
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