domingo, 13 de septiembre de 2009

La muerte me desgasta, incesante J. L. Borges



Los tupidos bajorrelieves del cuerpo ajeno

Las esculpidas hondonadas confundidas en la maleza

Las arterias hastiadas de clorofila

Erupcionan savia parda

El ocaso transpira lágrimas de sudor anaranjado

La quemante enredadera satura su inmaculada piel

apenas barnizada de rocío


Acogota las extremidades con una fruición nociva

Acelera su pulso de magma ardiente

Las acampanadas flores ígneas

Lo contornean

lo funden lentamente a la crujiente hojarasca

Arañándole la carne jugosa

Incrustándolo de negras semillas vellosas


La hiedra frenética va asfixiándolo

Con mullida sinuosidad

en deliciosos soplos de cordura

Lo caldea lo retuerce lo paladea

Impregnándolo de una muerte

dentada

espesa

inflamable.

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