Nunca se sabrà como hay que ocntar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no serviràn de nada. Si pudiera decir: yo vieron subir la luna, o : nos duele el fondo de los ojos, y sobre todo asì: tù la mujer rubia eran las nubes que siguen corriendo delante de mis tus sus nuestros vuestros rostros.
De repente me pregunto por què tengo que contar esto, pero si uno empezara a preguntarse porquè uno hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente por què acepta una invitaciòn a cenar (ahora pasa una paloma y me parece un gorriòn) o por què cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en seguida empieza como una cosquillita en el estomago y no se està tranquilo hasta entrar en la oficina y contar a su vez el cuento; recièn entonces uno està bien, està contento y puede volverse a su trabajo. Que yo seoa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse d epudores y contar por que al fin y al cabo nadie se averguenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que ocntar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la oficina o al mèdico.Ay, doctor, cada vez que respiro ... Siempre contarlo, siempre quitarse esa cosquillita molesta del estòmago.
Julio Cortazar, Las babas del diablo.
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