Bajo una hamaca que alguna vez fue verde
Bailan los cortos pies enfundados en torpes zapatos marrones
Mientras el pelo claro juega a distraer al viento,
Y el rechinar del metal acompasa el silencio
La ciudad acuna sus penas en cualquier parque
Su cuerpo entero danza sutilmente
mientras los tiernos párpados se cierran
muy lentamente
rebosantes de color
y el mundo entero se reduce al constante vaivén
el dulce ir y venir
seduce con dejarla volar.
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