jueves, 28 de octubre de 2010
martes, 26 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
“La literatura está cargada de fatalidad y de tristeza. ¿Por qué? La vida no es siempre fea. Lo que pasa es que, en el fondo, la literatura es un conjuro contra la infelicidad y la desdicha. La gente quiere ser feliz. Pero la felicidad no hay que escribirla: hay que vivirla. O por lo menos intentar vivirla. En la literatura se pone el deseo, la nostalgia, la ausencia, lo que se ha perdido o no se quiere perder. Por eso es tan difícil escribir una buena historia feliz. La historia de amor más hermosa que se ha escrito es Romeo y Julieta. Pero es una catástrofe. Ella tiene catorce años y él dieciocho, y terminan suicidándose. Qué linda historia de amor. Uno confunde la felicidad con las felicidades, con ciertos momentos transitorios de dicha o alegría. La felicidad absoluta no existe, y se escribe, justamente, porque la felicidad no existe. Existen pequeños instantes de felicidad, o alegrías fugaces, que, si se consigue perfeccionarlos en la memoria, pueden ayudar a vivir durante muchísimos años. La literatura también es un intento de eternizar esos momentos”.
Abelardo Castillo
"Pasiones sin verdad, verdad sin pasiones, héroes sin acciones heroicas, historias sin acontecimientos, una evolución cuyo único impulso es el calendario y que causa por la repetición, consta de tensión y distensión"
Karl Marx
y al final uno se pregunta si era eso lo que queria, si era esa calma pegajosa, humeda, sorbiendole la vida. Tiñendole de formalidad los atajos, secuestrandole los momentos, la sonrisa acartonada y la rutina hostil despues limandole las costas al dolor-
jueves, 21 de octubre de 2010
El piso grasiento chilla los meses abstinente de aseo, las botellas vacías se adormecen al blando sol del domingo. Tumbado sobre la polvosa felpa verde de la alfombra, repasa uno a uno esos instantes, retoca pule subsana intenta enumerarlos, especificarlos detallarlos acompasarlos remendarlos de vacío. Conjuga los movimientos en ese antiguo ejercicio mental, los acomoda por tamaño y color, por olor y sonido, despellejándolos cauteloso, prudente desdentando los silencios. Silencios que son ocre y son carbón y son cenizas que son pétalos y pelos que son uñas y avena que son cristal y baldìo
La escena es simple, rasa, raspa lo clásico, se basa en dos personas, de ambos sexos enfrentadas alrededor de una mesa. Uno de ellos, conservan aun el grueso saco de pana a pesar de la densa atmosfera del cuarto. Susurran las fosas nasales áridas, gastadas de respirar el denso humo. Llevan ahí por lo menos tres cuartos de hora, atónitos, inmóviles como vencidas marionetas, pretendiendo transcribirse la mirada mustia, reconociéndose un tanto ajenos.
El pelo resbala, mana dulce desde lo alto de la frente desnuda, deslumbra de la simpleza. Mientras mastica un chicloso boceto de idea, ahuecando los lugares comunes, el polvo se desintegra en el aire, desnudo de luz. El perpetuo acto de sus pensamientos, cíclico e incesante, una perenne banda caminadora, un sueño tedioso que cae mansamente, deformándose tras la escena en la que ahora la muchacha acerca, tímida, su mano a la palma del muchacho, en una caricia infantil, una famélica interrogación, una parodia ingenua en la que por segundos creen ser bíblicos colosos inflados de amor, primitivos guardianes omnipotentes capaces de todo, insurrectos, jugando a ser lo que no son. Ella estira cuidadosa de modales los últimos consuelos que conserva dispersos entre los escombros los estira con delicadeza y encarna, sincera, intenta remendar la pampa llana e insípida que se extiende entre ellos. Parece creer la burda escena, mientras detrás escenografía blanquinegra se bambolea, imitando el triste recorrido de una película antigua. Disuélvese resignado, quizá a eso se han adecuado sus pupilas, a la tenue penumbra de incertidumbre. Inhala alejándose poco a poco, crece y crece sobrevolando la escena, elevándose de a poco, y no tiene dos ojos sino mil, dos mil, cien mil ojos, ojos por todas partes, ojos de parietales superiores, ojos de cúspide de las cabezas, ojos de mantel de cuadros rojos quemado en los costados, ojos de tristeza agrietando el cielo raso, ojos baldosa rajada, ojos de calma desmayada en las pupilas del muchacho que ahora se pliegan lentamente soldándose, mientras respirando con dificultad el polvo que se despega de la tundra verdosa de alfombrilla verde.
Despertar, salir, huir, buscar, lugar, espacio, tiempo,
Ver, querer, tener, poder, volver, vivir, seguir atento
Calla, observa, espera, anda, corre, aguanta
Carretera, manta, micro imanta, canta, público levanta
Manos, charles, bombos, cajas, samples, ruido
Sonido prohibido, mido, afilo, estilo, giro, camino, prosigo
Cojo, dejo, elijo, fijo, planes, días, meses, años, calendario
Gente, marabunta, hora punta, junta, horarios, pasan masas presas
Pasos, risas, llantos, besos, rimas, dramas, bromas, penas, partys
7 Habana, dama, parte pana, madrugada, soles, lunas, brumas,
dudas, sumas, restas, llamas deudas, sudas, ganas, tramas,
más planes, más temas, más fama, más cimas
mañana más dramas, más almas marcadas,
Despertar, salir, huir, buscar, lugar, espacio, tiempo,
Ver, querer, tener, poder, volver, vivir, seguir atento
Calla, observa, espera, anda, corre, aguanta
Carretera, manta, micro imanta, canta, público levanta
Manos, charles, bombos, cajas, samples, ruido
Sonido prohibido, mido, afilo, estilo, giro, camino, prosigo
Cojo, dejo, elijo, fijo, planes, días, meses, años, calendario
Gente, marabunta, hora punta, junta, horarios, pasan masas presas
Pasos, risas, llantos, besos, rimas, dramas, bromas, penas, partys
7 Habana, dama, parte pana, madrugada, soles, lunas, brumas,
dudas, sumas, restas, llamas deudas, sudas, ganas, tramas,
más planes, más temas, más fama, más cimas
mañana más dramas, más almas marcadas, más
martes, 19 de octubre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
mucho màs grave
nota al pie: primeros rasgos de futura intelectualidad; tome recaudos.
lunes, 11 de octubre de 2010
Chanson un peu triste je crois,
Trois temps de mots froissées,
Quelques notes et tous mes regrets,
Tous mes regrets de nous deux,
Sont au bout de mes doigts,
Comme do, ré, mi, fa, sol, la, si, do.
C'est une chanson d'amour fané,
Comme celle que tu fredonnais,
Trois fois rien de nos vies,
Trois fois rien comme cette mélodie,
Ce qu'il reste de nous deux,
Est au creux de ma voix,
Comme do, ré, mi, fa, sol, la, si, do.
C'est une chanson en souvenir
pour ne pas s'oublier sans rien dire
S'oublier sans rien dire.
sábado, 9 de octubre de 2010
miércoles, 6 de octubre de 2010
Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo
Benedetti
Los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Jaime Sabines
Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren
el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos
cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor
y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros
y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor
Benedetti
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Benedetti