Pendiendo de un alambre raquítico danza en duermevela la anémica bombilla blanca en beodos bamboleos. Ilumina taciturna el abatido laboratorio. En las paredes las manchas rancias se dilatan expandiendo su contorno verdusco por entre las enmarcadas vírgenes iridiscentes* que puebla el arcaico empapelado, el corroído papel que retuerce de agonía en sus mohosos extremos. Bajo ella, Con la sutileza de un escultor, Con la pesadillesca tenacidad de un cirujano, Con la precisión matemática de un asesino, el tosco cuerpo nudoso, de contraído esqueleto ,desmenuza mínimos trofeos halados.
Las encrespadas manos comienzan la cruel disección, el tierno desmembramiento. En su éxtasis no percibe al dócil botín aun agonizante cuando separa lentamente el par de alas membranosas, bañadas de faustas escamas tornasoladas. Introduce sin perturbación alguna las ágiles tijeras de finas puntas, agudas simétricas lacerantes, en el alarvado cuerpo peludo. El ínfimo fósil rehúsa la tortura en una última convulsión exasperada. El ruin escalpelo penetra la ensortijada trompa despedazándolo insaciable, trunco únicamente al toparse con las antenas, tímidas hélices que caen inertes a los lados.
Relamiéndose, el cruelmente retorcido perfil, comienza la milimétrica punción. Engarza dulcemente la labrada crisálida acribillándola en cosquilleantes alfileres. La despolva, la sofoca encuadrándola entre espesos vidrios. La admira mientras sonríe el amargo escozor del brillo perdido, y la ubica en un hueco lúgubre que la acuna miserable escurriéndose en sollozos. Camuflándola en el cadavérico inventario, el opaco laberinto de difuntas esfinges encandilantes.
ufa, las re extrañe.
ResponderEliminarPero hoy me reincorporo al mundo :D, y te abrazo fuerte