A fin de que llueva para siempre
Tan bajo tan bajo que las alas no puedan entremezclarse
La entrada ciento noventa es un derrame de liquido amniótico, un llanto desesperado, un auxilio mudo, una sarta de incoherencias, una idea mal ilvanada al azar, un paisaje onírico con un lago inmenso que varía su pigmentaciòn según el día , una sarta de palabras incomprensibles grandilocuentes pedantes, una historia que puja desesperada hasta arrancar de cuajo el marco de la puerta en un intento desesperado de libertad, unas notas que se repiten timidamente, un laberinto tapizado de caprichosa hiedra, una rabia ardiente que se expende desde la honda base del estomago burbujeante hasta la reseca garganta afónica y vomita aguadas palabras cóncavas y convexas.
boluda, hice el intercambio de chips y baterias, y el tuyo se sigue volviendo loco, primero con la hora, despues con las opciones, es un flash, y como el teclado no anda ni en pedo es una mierda porque no se puede apretar el del centro y no podes hacer nada, aunque creo que sacar fotos si [al pedo porque despues no podes ir a verlas] me la bajo igual, yo tenia esperanzas, no pensaba que este tan echo mierda, la pucha!
ResponderEliminarAtte: Bárbara Cybel.