El armar y rearmar valijas es algo que inexorablemente lleva con sigo una carga emocional grande; especialmente cuando anuncia un viaje. Dejando de lado el común poner sacar cambiar apretujar hablamos del trasfondo sentimental de tomar un par de cosas y irse; aunque no sea específicamente así en parte lo es, en parte nos hace pensar lo pequeño que es el mundo que en doce horas uno puede estar en un continente diferente, con clima diferente gente diferente y nuestra cotidianidad queda aplazada por casi un mes, gracias a un avión un par de pesos y unas horas de aplastarse el trasero. Con esto no deseo llegar a ninguna otra conclusión que no sea que juntos y lejanos que nos encontramos y la cantidad de cosas que todavía me faltan por guardar.
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