viernes, 11 de julio de 2008

Los imprecindibles

Inexorablemente a lo largo de nuestras vidas nos hacemos una o varias veces preguntas tal: ¿Que me llevaría a una isla desierta?
Mi respuesta oscila entre un cepillo de dientes, un par de libros, y algunos tipejos que tienen el honor y la responsabilidad de estar en ese grupo llamado Los imprescindibles:
Son tal el nombre indica es un grupo reducido de personas que modifica radicalmente mi vida día a día; cada uno en mayor o menos proporción desempeña una función.
Esta carta para la cual quizás era prescindible la anterior introducción va dedicada a las personas que cumplen la función de estabilizar mis estados de animo inclinándolos severamente hacia la felicidad:
En este momento, proceso, cambio, desequilibrio o novedad que algunos se empecinan en llamar adolescencia suelo despertar cada día con una duda, molestia, felicidad, y color de ojos distinto, cosa que seguramente ya habrán comprobado. Por mera casualidad o causalidad, debería ser, estar cerca suyo hace que mis neuronas trabajen rápidamente liberando una hormona llamada felizilina. Cuyo ADN (se encuentra en la pagina 260 de cualquier buen manual) hace que la monótona vida de los demás en mayor o menos proporción sea mucho más feliz. Quizás es por que cuando uno se siente totalmente inocuo e invisible siempre encuentra la sonrisa poblada de dientes blancos de estos tipejos.( aprovecho para recalcar en el prospecto medico que no la pierdan nunca por que desencadenaría una desnutrición de felizilina atroz). Me despido dejándoles una foto de algunos de estos especimenes y pidiéndoles que tengan especial cuidado de no cruzarse con ellos por que podrían sufrir un fuerte ataque de carcajadas, parecido al que ocurre cuando a alguien le hacen cosquillas en la panza.

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